Al final eres solo tu, si, sola, mirando el techo de tu recamara, abrazando tu almohada, escuchando The Pretty Reckless y deseando que él estuviera ahí, justo a unos pocos centímetros de la tela de tu enorme pijama, pero no es así, estas sola querida, no lo olvides, ni siquiera tu mejor amiga recuerda que aun vives, que aun la necesitas, que aun quieres que te abrace cuando tienes esas feas ganas de llorar, pero venga, no es el fin del mundo.
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