Era una tarde lluviosa, el llego bastante molesto, su ropa estaba empapada y el frió le calaba hasta los huesos.

-Nunca volveré- decía entre sollozos, esa chica la que tanto quería le había fallado.

El pobre chico tenia el corazón roto, no entendía que era lo que había hecho mal.

Los días pasaban y con ellos se iba el recuerdo , pero también su confianza en eso que la gente llamaba amor.

Así la vida siguió su curso, escuchaba skrillex para sentirse mejor y salia con amigos para olvidar el dolor.

Al llegar la noche vuelve la soledad siente que no puede más y que la vida 

no tiene mucho significado, se siente solo, no puede evitar sentirlo.

Recostado en su cama dirige su mirada hacia el techo y se pregunta si algún día 

las cosas mejoraran, una lagrima se escapa entre pensamientos.

Es demasiado fuerte para dejarse vencer, pone la cabeza en su almohada

y duerme esperando no soñar absolutamente nada...